domingo, 11 de octubre de 2015

ACERCARSE A LOS SACRAMENTOS: LA INSUFICIENTE PREPARACIÓN




Uno de los temas más debatidos en el sínodo que se desarrolla en Roma estos días es la pobre preparación- cercana y remota -que tienen los futuros esposos: hay aquí un déficit muy grave que reclama mejoras casi en todas partes. Que hay insuficiente preparación al matrimonio es un punto de general coincidencia entre los obispos: las parejas llegan inmaduras en lo personal y en la fe, no saben bien a qué se comprometen al pedir el matrimonio, convertido en mera costumbre o en salida de emergencia a una situación irreversible. El gran porcentaje de fracasos matrimoniales tiene que ver con esta impreparación - incomprensión, con las consecuencias humanas y religiosas que esto trae (separaciones de  hecho, divorcios, nulidad).
                                
Pero yendo más allá; esta preparación deficitaria parece afectar a otros sacramentos. En los últimos años escuché varias quejas por la irregular preparación para recibir el bautismo y la confirmación (parroquias, colegios). Y fui testigo de esta grave falencia: al ser padrino de mi sobrina los padres y yo fuimos invitados a una (sí: -una-y-solo-una) charla de "preparación" que duró exactamente una hora y fue gaseosa, general, más apuntando a la ceremonia misma; la dio una religiosa (me reservo el nombre de la congregación) y el bautismo se celebró tres días después. Me pregunto con pena y molestia: ¿esta es la preparación adecuada- o por lo menos mínima -para entender, asumir, comprometerse de verdad con el primer sacramento de la vida cristiana?

Y más: ¿celebramos-aceptamos-vivimos los sacramentos o solo los "recibimos" como un hito social? 

No hay comentarios:

Publicar un comentario